Sol, arena y… ¿agua?
- Adrián Gómez
- 25 ago
- 4 Min. de lectura
Sol, arena y mar, uno de los temas más exitosos y conocidos de “El sol de México”, aunque en este asunto, aunque la relación sea más que directa nos vemos obligados a cambiar el conjunto (dígase el mar) por el elemento en sí mismo (agua), que nada más lejos de la realidad aunque parezca una simpleza tiene mucho más valor de lo que imaginamos.
Agosto. El verano se impone y el agua vuelve a ocupar un lugar central en nuestras vidas: refresca, calma, hidrata, sostiene. Es tan habitual en nuestro día a día que apenas pensamos en ella… hasta que falta. Sin embargo, detrás de este recurso tan básico y vital se esconde una realidad mucho más compleja: el agua no solo es sinónimo de vida, sino también de poder.
En el tablero global, el acceso y control del agua dulce se han convertido en instrumentos estratégicos capaces de alterar alianzas, desencadenar tensiones y moldear el destino de naciones enteras. Lo que para nosotros puede ser un simple vaso en la mesa, para otros es un bien escaso, disputado y, en ocasiones, utilizado como arma geopolítica.
A medida que el cambio climático, el crecimiento demográfico y las necesidades agrícolas presionan aún más la disponibilidad de agua, este recurso se consolida como uno de los ejes estratégicos del siglo XXI.
“Un elemento para dominarlos a todos”
En distintas regiones del mundo, gobiernos han utilizado el control de ríos para proyectar su influencia o presionar a sus rivales. La construcción de presas se ha convertido en un instrumento clave: permite regular caudales, garantizar el suministro propio y, en ocasiones, condicionar el de países vecinos.
Las presas hidroeléctricas, además, ofrecen una doble ventaja: reducen la dependencia de combustibles fósiles y ayudan a cubrir la creciente demanda de energía, sobre todo en países en desarrollo. No obstante, su impacto aguas abajo depende en gran medida de su diseño y gestión.
“Una de agua y otra de arena”
Los ríos Tigris y Éufrates nacen en Turquía y atraviesan Irak y Siria, tres países con necesidades hídricas crecientes y una historia reciente marcada por la escasez. En ocasiones, Turquía ha reducido el flujo de agua para abastecerse más y, al mismo tiempo, presionar a sus vecinos, demostrando el papel del agua como instrumento de negociación (o coerción), casi parece una “bonita” forma de ofrecer “libertad” al más puro estilo yankee.
India y Pakistán, entre la espada y la pared
En 1960, ambos países firmaron el Tratado de Aguas del Indo, un acuerdo que ha sobrevivido incluso a varios conflictos armados. Sin embargo, en 2025, en plena escalada de tensiones, India suspendió su participación.
Para Pakistán, la amenaza es existencial: cerca del 80% de sus tierras áridas dependen del río Indo para el riego, y dos tercios de su población viven de la agricultura. Cualquier presa adicional o mayor almacenamiento de agua en India podría alterar gravemente el suministro.
El Indo nace en el Tíbet controlado por China, pasa brevemente por India y atraviesa la mayor parte de Pakistán. Aunque Pekín mantiene una presa en su curso, hasta ahora no la ha utilizado con fines estratégicos. Sin embargo, en 2025 comenzó a construir en el Tíbet la que será la mayor presa hidroeléctrica del mundo, con potencial impacto en India y Bangladés.
Ciudades al borde del “Día Cero”
El crecimiento urbano añade otra capa al problema. En 2007, la mayoría de la población mundial vivía en zonas rurales; en 2023, el 57% ya residía en ciudades. Algunas metrópolis han multiplicado sus habitantes en pocas décadas, llevando sus infraestructuras al límite.
El concepto de “Día Cero” —el momento en que una ciudad se queda sin agua— dejó de ser hipotético en 2018, cuando Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, estuvo a punto de alcanzarlo.
Con un consumo máximo en 2014 de 1.200 millones de litros diarios, la ciudad tuvo que recortar la demanda a la mitad mediante medidas extremas:
● Restricciones severas al consumo personal.
● Incremento de tarifas.
● Instalación de dispositivos de control en propiedades de alto consumo.
● Sistemas de reciclaje de aguas residuales para uso potable.
● Tala de árboles no autóctonos para retener más agua de lluvia.
Si bien estas medidas evitaron el colapso, también provocaron tensiones sociales, ya que las subidas de precios afectaron de forma desproporcionada a los más pobres. Casos similares han generado protestas en Ciudad de México y Teherán.

La privatización: ¿solución o problema?
Ante la crisis, algunos gobiernos han optado por privatizar el suministro de agua. Sin embargo, la experiencia demuestra que las empresas privadas no siempre han resuelto los problemas y, en ocasiones, los han agravado, priorizando la rentabilidad sobre la equidad en el acceso.
El agua: el “oro azul" del siglo XXI
Lejos de ser solo un recurso natural, el agua dulce es hoy un factor determinante en la estabilidad política, la seguridad alimentaria y la energía. Su gestión —o su escasez— puede definir el destino de regiones enteras y, en el peor de los casos, desencadenar conflictos abiertos.
En un mundo donde el cambio climático y la presión demográfica no dan tregua, el agua no es solo vida: es poder, es estrategia… y es el nuevo oro azul.







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