RÍOS DE SANGRE EN EL SAHEL: EL GENOCIDIO OLVIDADO POR LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
- Javier Angulo Perojil

- 6 oct
- 10 Min. de lectura
El mundo observa cómo en gran parte del Sahel y especialmente en Nigeria está sucediendo una crisis humanitaria sin precedentes que apenas está recibiendo cobertura internacional. Comunidades cristianas sufren un patrón persistente de violencia por parte de grupos yihadistas y milicias armadas que protagonizan matanzas constantes en la zona central de Nigeria: iglesias incendiadas, ceremonias interrumpidas para efectuar masacres, líderes asesinados y familias enteras obligadas a marchar forzosamente, en un intento de islamización forzosa de la región, dejando a su merced a comunidades afectadas que sobreviven entre el miedo, la invisibilidad y la amenaza.

Foto del homicidio a 40 civiles a manos de Boko Haram en Borno, Nigeria, el 12 de enero de 2025. Fuente: Amnistía Internacional
Las alarmas se han vuelto a encender en Nigeria, si es que en algún momento no llegaron a apagarse. El que otrora fuera uno de los países más ricos de África, actualmente es un polvorín y un peligro para la vida siendo cristiano. La realidad es que se está viviendo no sólo en este país, sino en toda la región, una crisis sin precedentes con el silencio cómplice de la comunidad internacional, del que sólo conocemos pequeñas dosis gracias a informes de organismos relacionados con el Derecho Internacional Humanitario. Amnistía Internacional, en su informe reciente “A Decade of Impunity: Attacks and Unlawful Killings in Southeast Nigeria” documenta con precisión un panorama estremecedor que no ha hecho más que empezar y que tiene sus raíces desde hace una década, la cual estuvo marcada por la violencia, la negligencia y la ausencia de autoridades políticas y judiciales.
Dicho estudio documenta homicidios ilícitos, torturas, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, desplazamientos descontrolados de hombres armados, grupos paramilitares que cuentan no sólo con el silencio, sino con el apoyo del Estado, agentes parapoliciales, bandas delictivas y sectas en dicha región entre enero de 2021 y diciembre de 2024. Según el informe, entre enero de 2021 y junio de 2023 han fallecido al menos 1844 personas, mientras que la ONG Intersociety eleva a 125.000 los fallecidos desde 2009 y a 15.600 los fallecidos desde hace dos años, dando un promedio de unos 7.820 al año, que se elevan a la cifra de 32 al día si hablamos de este año 2025. Aun así, locales como Isa Sanusi reconocen que nadie sabe exactamente cuántas personas han muerto desde agosto de 2015, ya que muchas de las víctimas han sido declaradas desconocidas o víctimas de desaparición forzada.
El modus operandi es similar: “Los hombres aparecen, normalmente exigiendo dinero de las comunidades durante ceremonias de entierro y de boda. Quien se resiste corre el riesgo de sufrir un ataque violento durante la noche y el incendio de su casa” declaró una víctima superviviente de uno de estos ataques, repetidos por otro lado en los últimos meses.
Ello lo que nos lleva es a una crisis humanitaria en ciernes y un panorama desolador dentro de Nigeria, pues las consecuencias para las comunidades cristianas van más allá de los asesinatos. La mayoría de las víctimas pertenecen a familias agricultoras, por tanto, al ser forzados a huir, pierden acceso a sus tierras y con ello a su sustento. En los estados de Plateau y Katsina, desplazados internos han relatado a Amnistía Internacional que no tienen otra opción que mendigar para sobrevivir. Lo que comenzó como violencia selectiva contra aldeas aisladas se ha convertido en una crisis humanitaria de gran magnitud, marcada por hambre, desplazamiento masivo y desestructuración social. Además, los principales objetivos de ataque han sido iglesias, que además en muchas aldeas funcionan como centros comunitarios, educativos y sociales. Según cifras institucionales, más de 20.000 templos cristianos han sido destruidos en Nigeria en la última década, pues no sólo se busca el terror con estos ataques, sino borrar referentes espirituales, así como la historia y la cultura de la región.
UNA MASACRE BAJO LA PERMISIVIDAD DEL GOBIERNO
La relación entre el gobierno de Nigeria y la violencia contra comunidades cristianas es, quizá, el punto más delicado de la cuestión, ya que no son los responsables directos de estas masacres, pero sí lo son del silencio institucional que ha provocado que el país se hunda en una espiral de complicidades maliciosas.
En primer lugar, Nigeria cuenta con el ejército más numeroso de África occidental, con cerca de 230.00 efectivos, pero sorprendentemente cuando ocurre un ataque ocurre el mismo patrón: nadie acude a la llamada de estas comunidades, y se han documentado retiradas sospechosas en zonas donde poco después han sucedido masacres. Particular atención merece el caso de las milicias fulani, responsables de innumerables agresiones contra agricultores cristianos en el Middle Belt. Durante la presidencia de Muhammadu Buhari (2015-2023), de origen fulani, diversas ONG denunciaron que el gobierno mostraba una indulgencia sospechosa frente a las acciones de estas milicias. En lugar de calificarlas de terrorismo, las autoridades las describían como simples “enfrentamientos comunitarios” motivados por disputas de tierras, invisibilizando así el componente religioso de las agresiones.
Otro factor que lo explica es precisamente el silencio estratégico y electoral dentro de un país dividido religiosamente entre un norte musulmán y un sur cristiano, y es que se ha llegado a la conclusión de que el silencio da votos. Específicamente Tinubu (actual presidente) ha centrado su agenda en la economía y las reformas fiscales, relegando la seguridad y la protección de minorías en un segundo plano, dejando un silencio ensordecedor ante los constantes ataques que recibe parte de su pueblo. Por ello, suele evitar declaraciones interpretables hacia un favoritismo a los cristianos, temiendo reacciones del norte y la expansión de los grupos yihadistas, pues, en un gobierno aparentemente débil, sus ataques posiblemente queden mayoritariamente impunes. No sienten presión del Estado, rara vez sus líderes son juzgados y las comunidades cristianas no reciben voz ni asistencia.
MÁS ALLÁ DE NIGERIA: EL SAHEL COMO CAMPO DE PERSECUCIONES
Nigeria en este caso es el epicentro del problema, pero no el único. Más allá de las controversias analizadas, también debo destacar un artículo que yo mismo publiqué hablando de la situación de las tensiones políticas, territoriales, sociales y étnico-religiosas en su país vecino, Camerún, el cual recomiendo su lectura antes de continuar con este análisis, ya que son complementarios en las causas de las tensiones territoriales y en el entendimiento de la expansión de grupos terroristas islámicos como Boko Haram.
Pero el Sahel es un territorio inmenso que tiene características comunes, ya que suele poseer fronteras bastante polémicas y gobiernos con una fragilidad especial. Tres factores explican esta escalada de violencia generalizada:
La expansión del terrorismo yihadista: Tanto ISIS como Al-Qaeda han extendido sus filiales por toda la región, aprovechando el desgobierno para controlar territorios, recaudar impuestos ilegales y expandir e imponer la ley Sharia allá donde pasan, donde las mujeres, niños y personas LGTB pierden toda protección posible, instaurando lecturas e interpretaciones extremas del Corán como la ley sociopolítica, uniendo religión con sociedad.
Conflictos étnicos y territoriales: En el caso de Camerún ya comentamos el conflicto de las regiones anglófonas y francófonas, el caso es que en Nigeria por ejemplo también tenemos estos conflictos: la rivalidad entre pastores fulani (en su mayoría musulmanes nómadas) y agricultores sedentarios (muchos de ellos cristianos) se ha convertido en un conflicto armado. La disputa por tierras y agua, agravada por el cambio climático, adquiere tintes religiosos y étnicos. También encontramos litigios similares en Senegal y Gambia (con conflictos fronterizos entre ambos ya que Gambia hace frontera en toda su extensión con Senegal), entre otros.
Debilidad estatal: Los gobiernos de todos estos países, como Malí, Burkina Faso, Níger, Nigeria o Camerún, se encuentran mal equipados, mal pagados, infiltrados por la corrupción, que es un problema generalizado de toda África, por lo que son incapaces de proteger a la población y, en ciertos casos, son participantes activos de estos abusos, como ocurre en el primer país mencionado.

Mapa del Sahel. Fuente: Wikipedia (2025)
El Sahel entero se ha transformado en un cinturón de violencia, pues se ha expandido por todos los rincones de esta región. Por ejemplo, en septiembre de 2025, el mundo volvió a estremecerse ante un ataque en la aldea de Takoubatt, en la región de Tillabéri, Níger: 22 cristianos fueron asesinados durante un bautizo. La escena resume la brutalidad de esta guerra: un rito de esperanza convertido en masacre. En la República Democrática del Congo, la situación es igualmente crítica. A principios de septiembre, rebeldes vinculados a las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF) asesinaron a 89 cristianos que asistían a un funeral, según informó Reuters. En Mozambique, la provincia de Cabo Delgado es testigo de atrocidades desde 2017: aldeas arrasadas, iglesias incendiadas y comunidades cristianas obligadas a huir a los bosques.
El patrón es claro: en países de mayoría musulmana del Sahel y del África subsahariana, los cristianos sufren persecución sistemática. En Burkina Faso, las comunidades cristianas han sido obligadas a cerrar iglesias o a huir a la clandestinidad. En Mali, se han destruido aldeas enteras. En Mozambique, miles han sido desplazados. En todos estos lugares, profesar la fe cristiana implica un riesgo de muerte.
Esta escalada de violencia además ha permitido una promoción de la propaganda yihadista exhibiendo y celebrando sus propios crímenes. En su revista An Naba, los yihadistas se jactaron este verano de haber asesinado a 1.480 cristianos en un año, destruido 1.616 casas y quemado 20 iglesias. ONG independientes elevan las cifras a decenas de miles. En junio, militantes atacaron un refugio para desplazados internos en Nigeria y asesinaron a 200 cristianos mientras dormían. Testigos relataron que el asalto duró más de dos horas, con los atacantes gritando Allahu Akbar mientras disparaban indiscriminadamente.
LOS ACTORES DE LA VIOLENCIA
En este artículo se ha hablado ya de los responsables indirectos por acción, de los gobiernos, de los factores clave, pero falta señalar a los actores de estas atrocidades que están asolando países, comunidades y familias; aunque es una lista poco exhaustiva, ya que generalmente suelen cambiar de nombres y líderes de forma recurrente:
Boko Haram: Fundado en Maiduguri a inicios de los 2000, este grupo se hizo tristemente famoso en 2014 con el secuestro de 276 niñas en Chibok. Opera en Nigeria, Camerún, Chad y Níger. Su objetivo declarado es instaurar un Estado islámico africano bajo la aplicación de la sharía. Es responsable de masacres en aldeas, atentados suicidas y la destrucción sistemática de iglesias, además de conflictos internos armados como por ejemplo el que ocurre en el norte de Camerún a día de hoy.
ISWAP (Islamic State West Africa Province): Escisión de Boko Haram en 2016, juró lealtad al Estado Islámico. Su radio de acción se concentra en la cuenca del lago Chad. Aunque busca ganarse a comunidades musulmanas ofreciendo servicios básicos, su represión contra cristianos es despiadada: ejecuciones públicas, aldeas arrasadas y desplazamientos forzados.
JNIM (Jama’at Nasr al-Islam wal-Muslimin): Rama de Al-Qaeda en el Sahel, creada en 2017 a partir de la fusión de varios grupos. Controla amplias zonas de Mali, Burkina Faso y Níger. Se le atribuyen ataques contra fuerzas de seguridad, secuestros y asesinatos de líderes cristianos, además de la quema de templos.
ISGS (Islamic State in the Greater Sahara): Fundado en 2015, bajo la dirección de Adnan Abu Walid al-Sahrawi, controla partes de Mali, Níger y Burkina Faso. Sus tácticas incluyen emboscadas a convoyes, ejecuciones masivas y desplazamientos forzados de aldeas cristianas.
Milicias fulani / pastores armados: Activos en el Middle Belt de Nigeria (estados de Plateau, Benue, Kaduna, Taraba, Nasarawa) , son responsables de ataques contra agricultores cristianos. Sus agresiones incluyen la quema de casas e iglesias y asesinatos masivos. Aunque se presentan como conflictos por causas económicas, como aguas o tierras, las motivaciones religiosas son innegables.
ADF (Allied Democratic Forces): Grupo rebelde ugandés surgido en los 90, hoy afiliado al ISIS como parte de ISCAP. Opera en el este de la RDC, especialmente en Ituri y Kivu del Norte. Es responsable de masacres en aldeas cristianas, secuestros de mujeres y niños y ataques contra templos.
¿PODRÍAMOS HABLAR DE GENOCIDIO?
Diversos medios en las últimas semanas que están haciéndose eco de la noticia mencionan dicho término para referirse a lo que está ocurriendo en esta zona. Realmente, debemos mirar hacia la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio del 1948 para, con el Derecho Internacional Humanitario en la mano, definir si lo es o no. La misma define GENOCIDIO como cualquier acto cometido con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Los actos enumerados incluyen:
asesinatos de miembros del grupo, causar graves daños físicos o mentales, someter al grupo a condiciones de existencia que lleven a su destrucción física, impedir nacimientos y trasladar por la fuerza a niños del grupo.
Si bien en el Sahel se cumplen prácticamente todas las características previamente expuestas, la clave jurídica por la cual aún no se denomina genocidio es por la intención específica de destruir al grupo “como tal” pues ni las milicias armadas previamente comentadas ni los grupos terroristas ni el Gobierno ha demostrado un “dolus specialis” ni la intención de destrucción, como sí ocurre en otros casos como el de Gaza, sino que simplemente efectúan estos ataques. Demostrarlo además sin una declaración expresa ante tribunales internacionales es extremadamente difícil.
Aún así, la intención se entiende que es la misma, ya que en todos los grupos previamente nombrados existe un trasfondo religioso, así que, aunque de forma estricta no pueda llamarse como tal, no es nada ocioso, una vez revisadas las regulaciones vigentes, calificarlo como genocidio. Incluso ONGs como Genocide Watch y líderes religiosos de todo el mundo lo llaman así, a pesar de que la ONU o algún tribunal internacional emita una sentencia que lo reconozca formalmente.

Vídeo de Boko Haram. Fuente: BBC
En definitiva, los datos son abrumadores: miles de cristianos son asesinados cada año, decenas de miles han sido desplazados, templos destruidos y comunidades completas borradas del mapa. Mientras la atención mediática se concentra en la masacre en Gaza, también un suceso horrendo que daría para escribir bastantes artículos, en África no se ocupa espacio en la agenda internacional, es como si no existiera, un GENOCIDIO SILENCIOSO.
El Papa León XIV se acordó de ellos en la homilía de la misa celebrada en el Vaticano el 30 de julio de 2025:
“Mientras encomiendo a las víctimas a la misericordia amorosa de Dios, rezo por los heridos y por los cristianos de todo el mundo que siguen sufriendo violencia y persecución, instando a cuantos tienen responsabilidades a nivel local e internacional a colaborar para prevenir tragedias similares” (...) Hoy más que nunca es esencial preservar el “Espíritu de Helsinki”, perseverar en el diálogo, fortalecer la cooperación y hacer de la diplomacia la vía privilegiada para prevenir y resolver los conflictos”.
Este artículo no sólo pretendía recoger qué está ocurriendo en Nigeria y si calificarlo de genocidio es correcto o no, sino señalar que no son simples enfrentamientos comunitarios, sino un patrón sistemático de violencia contra los que profesan su fé en el Sahel, los cuales sienten una amenaza de exterminio real. Este artículo va dedicado a todos ellos: a los que están y sufren diariamente represión, y a los que se fueron, porque sus vidas no merecen ser silenciadas, y porque tenemos que hacer que su voz se escuche cuando ellos ya no la tienen.







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